Argentina expulsa empresas
Siempre lo afirmamos y está en el ADN de UCIM, sólo el sector privado puede generar riqueza y empleos formales .
Los empresarios tenemos la responsabilidad y debemos tener la libertad de generar negocios que se traduzcan en inversiones, fondos que circulan en la sociedad, que creen puestos de trabajo y un efecto derrame de las ganancias. Como obligación, debemos contribuir al sostenimiento de los servicios estatales básicos e indispensables, de manera razonable
Como contraparte, el estado debe cobrar impuestos razonables y administrar de forma transparente y eficiente los fondos que recibe.
En Argentina no sucede ni lo uno ni lo otro.
Los empresarios nos encontramos asfixiados por más de 160 impuestos, no tenemos libertad para desarrollar nuestros negocios, hay imposibilidad de invertir y nos vemos perseguidos y asfixiados por el estado. Nos manejamos en un ambiente de informalidad crónica y permanentemente desanimados a invertir o a tomar colaboradores por temor a perderlo todo. Y son estas reglas de juego las que cada vez, con más fuerza empujan a trabajar en el sector informal, ya no como una opción, sino como el único camino posible para subsistir, lo que trae asociado una creciente evasión, competencia desleal y precariedad laboral de los trabajadores.
Por el otro lado, sufrimos un estado sobredimensionado, con su rol fiscal exacerbado, con controles parciales, con una oferta de subsidios y asignaciones desproporcionados, con situaciones que cotidianamente rozan la “corrupción“ y sobre todo, que toma medidas que se financian con dinero estatal actividades con fines político-electoralistas.
Notamos una tendencia marcada al fomento de la demanda de bienes y servicios (incluido el sector público), y un desaliento notable a la iniciativa privada que compone la oferta, lo que se traduce en que cada vez más, el productor debe ajustarse para financiar un Estado con demanda en aumento. Nos encontramos entonces con un sector público creciente y un sector privado formal generador de riqueza y de recursos genuinos cada vez más limitado y en decadencia.
Y esto no es todo. A esta relación nada virtuosa se suman variables locales y macroeconómicas histórica y crónicamente desequilibradas como la inflación y el desempleo, a lo que se agregó en el último año la pandemia y su cuarentena, el desaliento permanente a la exportación e importación, a través de las regulaciones distorsivas -sin caer en la cuenta que la salida del país se encuentra en el sector externo y su desarrollo como principal fuente generadora de divisas, tan necesarias- un tipo de cambio fluctuante y totalmente regulado y su impacto directo en la productividad (calidad y competitividad) y producción (volumen) del entramado productivo del país y una larga línea de etc.
De la terrible situación que atravesamos solo se sale trabajando y trabajando, organizando los gastos y promoviendo las fuentes de ingreso es decir, al empresariado. ¿Y como se hace esto?: No persiguiendolos, facilitando el acceso a fuentes de financiamiento, flexibilizando el asfixiante régimen impositivo y promoviendo el empleo con formatos razonables.
No pedimos regalos ni dádivas, los que sobrevivimos al 2020 necesitamos : Reglas claras de juego, para poder mantener en marcha nuestros negocios; el control de la Inflación, la que no es generada por los salarios, ni por los precios, sino por la macroeconomía. No creemos que los números proyectados por el ministro de Economía Martín Guzmán se puedan cumplir con la premisa del 29% de Inflación. Estamos seguros que será superior. La fuerte emisión es uno de sus orígenes.
En innumerables oportunidades,desde nuestra organización hemos manifestado la situación del empresariado al gobierno nacional y no tenemos respuestas, soluciones, ni siquiera se nos ha ofrecido la posibilidad de una reunión que nos inviten a tratar el tema. ¡Que espera el estado para reaccionar? ¿Que los pocos que pagamos impuestos no podamos continuar o directamente dejemos de hacerlo?
Una decidida política proempresa y sana política impositiva, marcaría el camino para la recuperación de grandes y pequeñas empresas y traería serenidad a los cientos de miles de trabajadores que solo ven hoy, un futuro incierto. No es difícil, ni tan complicado. Se deben poner en marcha medidas que permitan a las empresas trabajar con reglas claras, sin saltos imprevistos o modificaciones que las saquen del concierto mundial de los negocios. Una sana voluntad política que debe dar lugar al crecimiento económico, comercial e Industrial, es imprescindible.
Con este planteo la UCIM quiere expresar su total coincidencia con los postulados de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios y sus recientes delcaraciones sobre la situacion economico, social y cultural del país.
Firmado Daniel Ariosto
Presidente de UCIM
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