Mendoza es como los grandes boxeadores, le va dado golpes a su rival en el costado, en el hígado, lo va demoliendo y cuando el de enfrente baja su guardia, mete un directo al mentón y lo pone groggy. Después tiene el olfato para asestar el golpe justo para mandarlo a la lona.

Así lo hizo contra Posadas. El equipo misionero se plantó bien. Propuso golpe por golpe en el inicio. Se plantó bien arriba y tuvo la primera clara, pero se encontró con un enorme Fede Pérez. 

Pero a los cinco, cuando el cuarteto titular de Mendoza estaba por irse a descansar, apareció la.magia de Nicola Páez para encontrar una fisura en la pared de contención de Posadas e hizo delirar a todo el Ribosqui. 

Casi sin tiempo para reaccionar, Posadas recibió el segundo mazazo. Falta a favor, el Chelo a la cancha para armar la jugada preparada y el genio frotó la lampara para convertir su primer gol en el torneo.

Ya nada fue lo mismo, Posadas bajo su guardia y Mendoza comenzó a rotar y cuidar el balón con paciencia sabiendo que, en cualquier momento, podía seguir aumentando la ventaja. Y así fue nomás, llegó el gol del Hormiga, tras un tiro de Barrera en el travesaño y otro de Nico Páez para irse 4 a 0 al descanso.

El segundo tiempo sirvió para que se alargara la diferencia (goles de Santi Barrera y Nico Díaz) Para que Gallardo pudiera darle minutos a los otros dos arqueros y para que Mendoza fuera afianzando su relación con la gente que hoy deberá llenar el Aconcagua Arena para la semifinal frente a Río Grande (le ganó a Metropolitana 3 a 0).
Será desde las 21 horas, una vez que Corrientes y Tucumán definan quién será el primer finalista del torneo.

Quedan dos pasos y se agiganta el sueño de alzar la sexta corona consecutiva.

Fefusa - Maxi Salgado