Tuvo mucho de potrero, de picardía, astucia y juego argentino. Tres goles de Lucas Ordóñez, uno mejor que el otro, para romper el partido cuando se puso duro, y el restante de Pablo Álvarez con una definición de pura jerarquía.

El partido tuvo un mejor arranque de España, que pasó a ganarlo a los 3’ con el tanto de Alabart en un descuido defensivo y sacando provecho del jugador interno que rompió la defensa.

Argentina topaba con sus limitaciones y remataba encima del palo español en su desesperación por querer empatarlo rápidamente. Entonces el “Negro” Páez movió el banco, le dio aire y tenencia de bocha. Nicolía erró un libre, pero marcó lo que vino después.

Porque limpió cada ataque, no remató encima del rival y buscó el espacio. Argentina supo cambiar a tiempo y a los 14’, tras el rebote en el libre, Ordoñez le metió magia para el 1-1.

Mientras España era más práctica, Argentina fue más pensativa y elaboró su estrategia. Empezó a buscar por afuera, generando el hueco y la asistencia.

Jugada por la que llegó al desnivel a los 20’. Pase profundo de Nicolía y cachetazo de Alvarez. Con la diferencia del 2-1 a favor, Argentina le tiró toda la presión a España que nunca más tuvo reacción.

Y lo demostró en el complemento. Lo reguló y le puso un freno cuando la Roja insinuó. Porque a los 8’ Bargallo lo empató en dos con un penal y apenas 8 segundos después, otra vez Lucas Ordóñez, esta vez con una bomba medida al ángulo, plasmó el 3-2 que dejó sin reacción a España.

 Y lo sentenció a los 22’, Ordoñez, la gran figura del debut, en una jugada personal para encarar al arquero Fernández y en el rebote meter un cachetazo a la bocha para el 4-2 con el que Argentina largó ganando ante un Cantoni repleto.

Enorme triunfo con mucha autoridad y con un notable crecimiento en su nivel a lo largo del partido, para justificar la victoria en el debut y sacarse de encima a España, el rival más complicado de la zona de grupos.

Fuente Diario Huarpe de San Juan