Grupo Greco: Del monopolio al derrumbe

El holding nació en San Martín ayudando al agricultor para después, con el aval bancario propio, "comprar" casi un centenar de empresas en su mayoría bodegas

Policiales04/02/2023 Eduardo Luis Ayassa

Greco Gentileza Enolife Un 3 de febrero del año 1981 el Banco Central de la República Argentina pidió la quiebra del Banco de los Andes, ante el Segundo Juzgado en lo Civil y Comercial del departamento mendocino de San Martín.

Y entre los argumentos más destacados hay uno que señalaba que “la cartera de préstamos al 30 de junio de 1980 ascendía a dos billones seiscientos setenta y nueve mil ochocientos cuarenta y siete millones de pesos y, de ella, más del 80 % estaba concentrado en empresas del grupo Greco o de prestanombres en su mayoría insolventes…". 

Intervención y detención

Este trámite judicial le dio continuidad a una triste historia que se había iniciado el 25 de abril de 1980, cuando la entidad madre intervino el Banco de Los Andes (con casa central en el departamento mendocino de San Martín y 30 sucursales en todo el país) y otras 42 empresas del grupo, entre ellas: Greco Hnos, Vinícola Argentina, Furlotti, Resero, Viñedos Argentinos, Bodegas y Viñedos Lucchessi Hnos, Bodegas y Viñedos San Jerónimo, Tapas Argentinas, Bodegas y Viñedos Talacasto, Termas de Villavicencio, Fuente Mineral San Salvador, Orandi y Massera, Bodegas y Viñedos Arizu, Prensa del Oeste (editora del diario Mendoza), Empresa Constructora Natalio Faingold y Quebrachal del Monte.

La razón fue que el banco estaba quebrado, después de una corrida de depósitos, a lo que se le sumó maniobras fraudulentas, miles de carpetas llamadas “fantasmas”, establecimientos inexistentes y que, en su conjunto, dieron lugar a un vaciamiento fenomenal que afectó al país en general y a la región cuyana en particular.

La medida dejó un saldo de más de 1500 desempleados, sumado a la caída de ciento de agricultores, decena de pequeños viñateros y con los clientes “quebrados” después de haber utilizado ese banco como el sitio para cuidar sus ahorros.

Y en ese tiempo, exactamente a las 0.30 de ese viernes, una comisión policial de Coordinación Federal llegó hasta el tradicional restaurante Pedemonte, sobre la Avenida de Mayo, y se llevó detenidos a tres comensales de una mesa: Héctor Greco, José Greco y Jorge Bassil.

Las detenciones, que se prolongarían hasta más allá de finales de la dictadura, habían sido decididas horas antes en una reunión en la Casa Rosada en la que estuvieron el presidente Jorge Videla, sus ministros Albano Harguindeguy y José Alfredo Martínez de Hoz, el secretario de Programación Guillermo Walter Klein y el presidente y el vice del Banco Central Adolfo Diz y Alejandro Reynal.

Héctor y José Greco y Jorge Bassil, los principales responsables del grupo, permanecieron 4 años en la cárcel acusados de subversión económica, en una causa que estuvo en manos del juez federal Gabriel Guzzo, hasta que por una resolución de la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza, recuperaron la libertad el 11 de julio de 1984.

Principio y final

El grupo Greco surgió de una bodega mendocina en el departamento San Martín que vendía con éxito en Buenos Aires el famoso vino Pángaro.

Sin embargo, el desarrollo explosivo se dio a fines de la década de 1970, en plena dictadura militar, con la compra del Banco de Los Andes, que llegó a ser la entidad financiera privada con mayor cantidad de depósitos del país.

Héctor Miguel Osvaldo Greco murió en un accidente automovilístico ocurrido en una esquina del barrio porteño La Paternal, el 14 de diciembre de 1988, en horas de la mañana, cuando circulaba en un Ford Falcon, manejado Francisco Mallea, su chofer personal y que, según las crónicas del hecho, al pasar un semáforo en rojo fue chocado por un Ford Taunus conducido por Beatriz Saladino.

Ambos conductores sufrieron heridas, por lo cual fueron trasladados al hospital Fernández, mientras que como consecuencia del impacto, Héctor Greco salió despedido del vehículo y cayó al pavimento, a consecuencia de lo cual falleció.


El “padrino” como lo llamaban, tenía 60 años.

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