Escuelas: presencialidad y responsabilidad

Qué significa hablar de presencialidad en tiempos de pandemia?

Opinión06/06/2021Periodistas CuyoNoticiasPeriodistas CuyoNoticias

ROJAS (2)La pandemia de Covid-19 que golpea a la humanidad ha generado enormes cambios en la rutinaria vida de millones de estudiantes y familias, trayendo aparejado el debate sobre la presencialidad escolar.


A lo largo de este último tiempo, hemos visto cómo la discusión ha estado centrada en la dicotomía “Presencialidad SI - Presencialidad NO”. Sin embargo, más que de presencialidad escolar, en realidad, debería hablarse de una presencialidad administrada y responsable, con el sostén de políticas públicas que aseguren la virtualidad para docentes y estudiantes.


Las secuelas que deja toda pandemia son inconmensurables y producen cambios de hábitos y costumbres a los cuales la escuela no escapará, por el contrario, esta ya no será la misma: los actores serán idénticos, pero contará con nuevos hábitos y herramientas.


La educación es un derecho y la escuela un ordenador social determinante para todas las familias, pero no se la debe valorar como un "depósito de niños y niñas", sino que por el contrario, debe ser el complemento de la irrenunciable responsabilidad de las familias.


Cuando se habla en estos tiempos de pandemia de la presencialidad, no se refiere a la vuelta desordenada de todo el estudiantado a la vieja normalidad, de los cursos llenos y los recordados multitudinarios recreos. La realidad nos impone una presencialidad administrada y responsable, pero ¿qué significa?


Significa poder administrar la escasa presencialidad semanal. Al respecto existen resoluciones del Consejo Federal de Educación con lineamientos que disponen la organización escolar en grupos o burbujas (la nueva manera de designar a los agrupamientos) por grado o curso y ciclo, con limitaciones en el número de personas para respetar las distancias sociales y disminuir las posibilidades de contagios.


Cuando se habla de responsabilidad, no pasa por la asistencia o no, sino por la adecuada utilización de los espacios escolares no áulicos como bibliotecas, cocinas y espacios comunes, particularmente el uso de sanitarios. Asimismo, los tiempos de recreos también requieren una organización especial, por eso se hace imprescindible cumplir con todos los protocolos y sectorizar los establecimientos escolares para dar certezas y seguridad.


Lo expuesto es a los fines de graficar, en alguna medida, lo que significa hablar de presencialidad en tiempos de pandemia, también para fundamentar responsablemente que la presencialidad escolar no es a cualquier costo ni para resolver solo problemas de organización familiar.

Aquellos que exigen presencialidad de cualquier forma, en ocasiones se sienten interpelados por discursos que ocultan esta realidad escolar, pero también están los sectores que adoptan deliberadamente un discurso de compromiso educativo para solapar sus intencionalidades particulares, las cuales distan mucho del comprometido mensaje.


La presencialidad escolar es un derecho y la responsabilidad social es una obligación de todos y todas y no debe tener lugar a discusión. Los tiempos escolares son y serán otros, la vieja normalidad está siendo reemplazada por una nueva con otras flexibilidades y nuevas herramientas, las sociedades deben prepararse para estos cambios y asumir estas nuevas realidades que profundizaran las desigualdades.

En estos nuevos tiempos serán necesarias el diseño de nuevas políticas que acompañen a los sectores más afectados, pero eso será tema de debates venideros. Este es tiempo de entender que la dicotomía no es presencialidad escolar o no, es tiempo de compromiso de todos y todas, principalmente de aquellos y aquellas referentes sociales y políticos que deben acompañar con un fuerte mensaje de responsabilidad social.

fdo. Prof. Carlos Rojas
C.E.A

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