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"Café con Historia”: el primero de Guaymallén sin gluten

Se trata de un café con elaboración casera 100% sin gluten nacido en la casa de la infancia de su dueño, en Guaymallén. Una propuesta saludable que llegó para quedarse.

Sociedad23/09/2025Redacción CuyoNoticiasRedacción CuyoNoticias

Domingo Sentinelli (1)En la casa de la esquina donde Domingo Sentinelli (61 años) creció y vivió junto a su familia, funciona actualmente “Café con Historia”, el primer café de Guaymallén con elaboración casera propia y exclusivamente sin gluten. Su creadora es Isabel de la Torre (60), la pareja de “Mingo”, y es quien está al frente de esta propuesta saludable que llegó para quedarse. Ella proviene de una familia de panaderos y cuando, 12 años atrás, le detectaron celiaquía comenzó a prepararse sus propios menús para poder alimentarse sanamente y acorde a lo que la situación requería. 

Pasó el tiempo, conoció a Mingo, se enamoraron (su historia de amor también es hermosa pero prefieren reservarla para su intimidad y familia ensamblada, por supuesto) y juntos estos dos trabajadores mendocinos decidieron emprender. Isabel siempre le decía a su suegra, Dina, que pusieran “un cafecito”. Pues en su familia toda la vida se había tomado café, molido en el momento --como se hacía antes-, y su abuelo la había sumergido en ese mundo de aromas y sabores.

cafe con historia (4)Si bien Dina no pudo ver concretado el sueño de su hija política, su historia permanece en la cafetería porque fue la inspiración de ambos. Así es que ahí, en la esquina de Monseñor Benavente y López de Gomara -a tan sólo una cuadra de la Municipalidad de Guaymallén- Isabel abrió Café con Historia, motivada principalmente por las ganas de ofrecer un espacio cálido, saludable, rico y familiar. De esos que tienen olorcito a hogar y que invitan a quedarse un momento más aunque la rutina apremie.  

Una propuesta saludable y a medida 

Cuando la pareja decidió dar el paso y concretar este sueño, tenían la expertise de Isabel para los panificados pero faltaba saber cómo hacer el café, cuál era el más rico y qué opciones podían brindar. Ambos estaban muy enfocados en que, más allá de que el negocio funcionara y fuera redituable, querían ofrecer una opción en la que los clientes se sintieran como en casa; pudieran disfrutar de un rico café acompañado de alguna delicia dulce o salada pero siempre adaptada a la dieta y necesidad de cada persona. 

-¿En qué consisten los panificados que acompañan ese café con tanta historia?

-Isabel: mi propuesta es la que la gente quiera. Primero escucho, le pregunto qué puede comer, qué sueña con volver a probar, qué le haría feliz. Y después lo preparo, cuidando cada detalle para que sea seguro y rico. Además, como vengo de familia de cocineros y panaderos; adapté nuestras recetas tradicionales al mundo sin gluten para que nadie se quede sin disfrutar.

Domingo Sentinelli (3)La cocina de Café con Historia es 100% libre de gluten, con elaboración propia y protocolos de higiene y manipulación estrictos. La propietaria de este espacio, que abrió sus puertas a fines de febrero, se ocupa personalmente de adaptar recetas a pedido: sin azúcar para personas con diabetes, sin lácteos para quienes tienen intolerancia, también hay vegetarianas, veganas y keto. Trabajan todos los tipos de leche (entera, descremada, sin lactosa, vegetal) y utilizan avena certificada sin gluten. La carta va rotando y creciendo a partir de las necesidades reales de los consumidores: pan lactal sin azúcar, budines especiales, panes de lino y de avena, alfajores de maicena (que además son cuadrados, grandes y hay opción con baño de chocolate blanco o negro), tortas y sándwiches de miga aptos para celíacos, entre otros.

Respecto a la parte bebible, que completa la propuesta, cuando Mingo e Isa se capacitaron para trabajar como baristas fue él quien decidió investigar a fondo hasta saber cuál era el mejor café del mundo. “Yo me metía a internet a navegar por distintas páginas para conocer más y también le consultaba al profesor que nos dio el curso cuál era el café más rico que había. Todos coincidían en que era un café colombiano, que se seca al sol. Pero acá en Mendoza no se conseguía”, recordó Mingo con la sonrisa que lo caracteriza. 

Perseverante, quien además trabaja como viajante desde hace muchos años, logró a través de una gente de Mar del Plata que lo trae a Argentina para comercializarlo, conseguir ese café de alta gama y tostado con estándares de especialidad. Pero fueron aún más allá porque lo que ellos proponen es una experiencia didáctica para saborearlo mejor. “No vendemos ‘un cortado’: vendemos café. Nos gusta explicar el origen y la forma de tomarlo para apreciar sus aromas y sabores”, apunta Mingo con seguridad.

Un café nacido de la memoria y el oficio

cafe con historia (2)En la esquina guaymallina en la que funciona este local (a dos cuadras de Bandera de los Andes), es un cartel pintado con letras grandes y rojas sobre lo alto de la pared, lo que nos indica que estamos en la puerta. Al igual que una bandera con la certificación sin gluten (colocada en una de las ventanas) la que comienza a darnos una idea de por dónde va la propuesta. Asimismo, hay macetas sobre la vereda y una pizarra en la que, con tiza, se puede leer la promo del día. 

Pero, en realidad, al entrar a esa casa de barrio fresca y amplia, es cuando se puede comenzar a disfrutar de la historia de este café. Está completamente ambientado con piezas antiguas, todas herencias de la familia. Y, lo que faltaba, lo construyó Mingo con sus propias manos y elementos que fue encontrando tanto ahí mismo, la casa de su mamá, como en un negocio que tuvo uno de sus antepasados. 

Así, diseñó e hizo la barra y las mesas con madera de pallets recuperados, mientras que la vajilla antigua proviene de las familias de ambos. El salón luce máquinas de coser recicladas, damajuanas cortadas a mano, un gramófono y teléfonos fijos muy de antaño. Pero que, igualmente, andan y se podrían utilizar porque “lo viejo funciona”, remarca Mingo con picardía alusiva a la serie “El Eternauta”. Recordando, así, anécdotas de su infancia; cuando eran los únicos del barrio que tenían un fijo y los vecinos se acercaban a su casa para poder hablar por teléfono.

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Igualmente, en las paredes hay láminas y cuadros que recuerdan la tradición mendocina, gauchesca y argentina. Las lámparas, por ejemplo, están confeccionadas con duelas de la bodega que tuvo el bisabuelo de Mingo en Jesús Nazareno, y una etiqueta original de las bordalesas evoca la exportación de grapa que realizaba aquel (también) Domingo Sentinelli a Italia en sus tiempos. 

 “Este lugar fue la casa de mi infancia y el sueño de mi señora fue poner un cafecito acá así es que es muy especial. Quisimos que todo lo que vean tenga un sentido: las mesas, la barra, la madera recuperada y cada pieza antigua cuentan nuestra historia. Isabel fue la gestora de todo y yo la acompaño. Siempre la idea fue ofrecer algo bueno, pero bueno y rico de verdad”, asegura Sentinelli, dejando junto a su señora, la invitación abierta para quienes quieran un pasar y probar un “Café con Historia”. 

 

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